Invierno
Esta mañana, al abrir la puerta, me encontré con el Señor Invierno recién llegado a la ciudad.
-Buenos días, le dije.
-Buenos días tenga usted- me respondió.
Venía como cada año, a invitarme a pasear y a charlar.
El Señor Invierno es alto y delgado, con nariz puntiaguda y muy educado. Trata a todos de "usted" o "señor". Es muy friolento. Por eso viste siempre, como mínimo, con quince abrigos, diez bufandas, cinco gorras, varios pares de guantes, ocho calcetines y sólo usa un par de botas, porque si se pone más, anda como un pato.