"La divertidas aventuras de Bigote, el gato sin cola."
Un libro ideal para compartir con nuestro niños.
Ésta, es la historia de un gato que,como los demás, sabe pegar bellos saltos y sin importar la altura, caer siempre parado, lamerse las patas y el cuerpo para estar bien limpio; sin embargo no es aceptado por los otros gatos porque no tiene cola.
"- ¿ y tu cola?- le preguntó- ¿por qué la escondes entre las patas?
-No tengo cola.-Respondió Bigote.
-¿No tenés cola?-Repitió la gata asombrada-¿Un gato sin cola?¡Eso no lo he visto jamás!- Y escapó corriendo a toda velocidad."
Pero...¿Qué pasará cuando una noche escuche la música de un coro de gatos y sienta su corazón felino sacudirse? ¿Qué pasará si lo que más quiere Bigote en el mundo es cantar en ese coro? ¿Lo aceptarán a pesar de su cola, o mejor dicho: a pesar de que no tiene una?¿Podrá ayudarlo su amigo Luis? La respuesta a todas estas preguntas y a muchas más, las podés encontrar en esta historia llena de amistad y valentía que nos habla de la importancia de la verdad en todas la situaciones.
"Bigote, en cambio se quedó quieto. Estaba feliz: ¡Lo habían aceptado en el coro! Miró su cola falsa y le sonrió."
Al cerrar el libro, ¡te da ganas de abrazar a ese gatito.!
¡Miren qué interesante!!
Ilustrador:
Gustavo Mazali
Gustavo Mazali nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, el 11 de julio de 1961.
Es miembro del "Foro de Ilustradores", prestando una solidaria y constante ayuda a los colegas del mundo del dibujo.
Pero toda historia tiene un principio... y los comienzos de Mazali, aunque cueste creerlo, no estuvieron ligados al dibujo: "Durante años trabajé de muchas cosas: cadete, administrativo, vendedor, viajante de comercio, enfermero... pero siempre dibujé. Me crié sin TV, por eso es que leía mucho; sobre todo revistas de historietas. Mis primeras amonestaciones en la secundaria (en el Colegio Mariano Acosta) fueron en Tercer Año: había dibujado en el pizarrón a la Profesora de Historia nadando y un tiburón gritando de espanto."
En la "historia" de Mazali, la perseverancia y la pasión por convertirse en dibujante profesional crecían con los años, y no fue tarea fácil llegar a serlo (nunca lo es, y menos en un país como la Argentina, con una numerosa cantidad —y calidad— de dibujantes e ilustradores y un mercado editorial muy reducido): "Estudiando enfermería, en 1984, me topé con la revista de historietas Fierro en los kioscos; gracias a ella pude iluminar tooooodo ese dibujo que tenía dentro y no sabía qué hacer con él. Entonces, al leer la Fierro me dije: quiero ser dibujante de historietas y algún día trabajaré con Carlos Trillo."
El camino era difícil, y Mazali se dedicó de lleno al estudio, tomando clases con los maestros Alberto Salinas y Osvaldo Viola (OSWAL) en la Escuela de Carlos Garaycochea. "¡Oswal, el creador de Sonoman, a quién había leído de chico en la revista Anteojito! Realmente fue con Oswal con quién aprendí a narrar, a sentir una historia, a actuar con los personajes y las escenografías... Y gracias a él, en el año 1991, me contacté con el guionista Carlos Albiac, con quién publiqué mi primer trabajo profesional, en Italia."
El "sueño del pibe" se estaba cumpliendo: "En 1992 le presento a Carlos Trillo (¡iupi, lo logré!) unos dibujos y —como resultado de esa entrevista— ¡me dio trabajo! (¡otro iupi!). Tanto Carlos Trillo, como Carlos Meglia me dieron la oportunidad de mi vida: trabajar haciendo historietas. Eran las de Cybersix e Irish Coffee, que me dieron de comer durante seis años de mi vida" (*).
Paralelamente a su labor de historietista, Mazali se vuelca al mundo de la ilustración para niños y jóvenes, y por muchos años es la cara visible de las publicaciones de la editorial EDIBA, de Bahía Blanca.
Hoy, es un trabajador incansable del lápiz, uno de los ilustradores argentinos para niños y jóvenes más solicitados por los editores de todo el mundo, tanto por la claridad de su línea como por la ternura y expresividad de sus personajes.
Pero toda historia tiene un principio... y los comienzos de Mazali, aunque cueste creerlo, no estuvieron ligados al dibujo: "Durante años trabajé de muchas cosas: cadete, administrativo, vendedor, viajante de comercio, enfermero... pero siempre dibujé. Me crié sin TV, por eso es que leía mucho; sobre todo revistas de historietas. Mis primeras amonestaciones en la secundaria (en el Colegio Mariano Acosta) fueron en Tercer Año: había dibujado en el pizarrón a la Profesora de Historia nadando y un tiburón gritando de espanto."
En la "historia" de Mazali, la perseverancia y la pasión por convertirse en dibujante profesional crecían con los años, y no fue tarea fácil llegar a serlo (nunca lo es, y menos en un país como la Argentina, con una numerosa cantidad —y calidad— de dibujantes e ilustradores y un mercado editorial muy reducido): "Estudiando enfermería, en 1984, me topé con la revista de historietas Fierro en los kioscos; gracias a ella pude iluminar tooooodo ese dibujo que tenía dentro y no sabía qué hacer con él. Entonces, al leer la Fierro me dije: quiero ser dibujante de historietas y algún día trabajaré con Carlos Trillo."
El camino era difícil, y Mazali se dedicó de lleno al estudio, tomando clases con los maestros Alberto Salinas y Osvaldo Viola (OSWAL) en la Escuela de Carlos Garaycochea. "¡Oswal, el creador de Sonoman, a quién había leído de chico en la revista Anteojito! Realmente fue con Oswal con quién aprendí a narrar, a sentir una historia, a actuar con los personajes y las escenografías... Y gracias a él, en el año 1991, me contacté con el guionista Carlos Albiac, con quién publiqué mi primer trabajo profesional, en Italia."
El "sueño del pibe" se estaba cumpliendo: "En 1992 le presento a Carlos Trillo (¡iupi, lo logré!) unos dibujos y —como resultado de esa entrevista— ¡me dio trabajo! (¡otro iupi!). Tanto Carlos Trillo, como Carlos Meglia me dieron la oportunidad de mi vida: trabajar haciendo historietas. Eran las de Cybersix e Irish Coffee, que me dieron de comer durante seis años de mi vida" (*).
Paralelamente a su labor de historietista, Mazali se vuelca al mundo de la ilustración para niños y jóvenes, y por muchos años es la cara visible de las publicaciones de la editorial EDIBA, de Bahía Blanca.
Hoy, es un trabajador incansable del lápiz, uno de los ilustradores argentinos para niños y jóvenes más solicitados por los editores de todo el mundo, tanto por la claridad de su línea como por la ternura y expresividad de sus personajes.
Escritor:
Ruth Kaufman
Nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en 1961 -
Es poeta, narradora, guionista de literatura infantil y juvenil además de una de las fundadoras, de la editorial Pequeño Editor. También es Licenciada en Letras por la UBA, docente y coordinadora de talleres de literatura para niños, adultos y maestros. Se desempeña en el campo editorial escribiendo libros de textos y actividades de lecturas para niños y adolescentes.
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