Declaración universal de los
Derechos de los niños a escuchar cuentos
Derechos de los niños a escuchar cuentos
Recopilado y adaptado por la
Red Internacional de Cuentacuentos
Red Internacional de Cuentacuentos
1. Todo niño, sin
distinción de raza, idioma o religión, tiene derecho a escuchar los cuentos más
hermosos de todas
las tradiciones orales de los pueblos, especialmente aquellos que estimulen su imaginación y su capacidad crítica.
las tradiciones orales de los pueblos, especialmente aquellos que estimulen su imaginación y su capacidad crítica.
2. Todo niño tiene
pleno derecho a exigir que sus padres le cuenten cuentos a cualquier hora del
día. Aquellos padres que sean sorprendidos negándose a contar un cuento a un
niño, no sólo incurren en un grave delito de omisión culposa, sino que se están
autocondenando a que sus hijos jamás les vuelvan a pedir otro cuento.
3. Todo niño que por
una u otra razón no tenga a nadie que le cuente cuentos, tiene absoluto derecho
a pedir al adulto de su preferencia que se los cuente, siempre y cuando éste lo
haga con amor y ternura, que es como se deben contar los cuentos.
4. Todo niño tiene
derecho a escuchar cuentos sentado en las rodillas de sus abuelos. Aquellos que
tengan vivos a sus cuatro abuelos podrán cederlos a otros niños que, por
diversas razones, no tengan abuelos que se los cuenten. Del mismo modo,
aquellos abuelos que carezcan de nietos están en libertad de acudir a escuelas,
parques y otros lugares de concentración infantil donde, con entera libertad,
podrán contar cuantos cuentos quieran.
5. Todo niño está en
el derecho de saber quiénes son José Martí, Hans Christian Andersen, Elena
Fortún, Lewis Carroll, Elsa Bornemann, Carlo Collodi, Gloria Fuertes, María
Elena Walsh, entre otros. Las personas adultas están en la obligación de poner
al alcance de los niños todos los libros, cuentos y poemas de esos autores.
6. Todo niño goza a
plenitud del derecho a conocer las fábulas, mitos y leyendas de la tradición
oral de su país.
7. El niño tiene
derecho a inventar y contar sus propios cuentos, así como modificar los ya existentes,
creando su propia versión. En aquellos casos de niños muy influidos por la
televisión, sus padres están en la obligación de descontaminarlos
conduciéndolos por los caminos de la imaginación de la mano de un buen libro de
cuentos infantiles.
8. El niño tiene
derecho a exigir cuentos nuevos. Los adultos están en la obligación de nutrirse
permanentemente de nuevos relatos, propios o no, con o sin reyes, largos o
cortos, Lo único obligatorio es que éstos sean hermosos e interesantes.
9. El niño siempre
tiene derecho a pedir otro cuento, y también a pedir que le cuenten un millón
de veces el mismo cuento.
10. Todo niño, por
último, tiene derecho a crecer acompañado de las aventuras de Alicia y el lobo,
del "Tío Tigre y Tío Conejo", de aquel burrito que se llamaba
Platero, del gato que tenía unas botas de siete leguas, del colorín colorado
de los cuentos y del inmortal "Había una vez...", palabras
mágicas que abren las puertas de la imaginación en la ruta hacia los sueños más
hermosos de la niñez.
DECRÉTESE Y PUBLÍQUESE
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NOTA: Este manifiesto, recopilado y adaptado aquí por la Red
Internacional de Cuentacuentos (RIC), circula de modo anónimo entre los
cuentacuentos latinoamericanos desde hace varias décadas. Apareció publicado
por primera vez en Venezuela en los años 70 del siglo pasado, y existen
múltiples variantes españolas, colombianas, cubanas, argentinas y mexicanas.
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